Puse comillas pues él dice en el prólogo que cuenta hechos de hace algunos años y los protagonistas existieron, aunque cambió algunos nombres.
Durante meses el escritor vivió en el escenario del libro, la villa miseria que da nombre al tomo, eso hace que sus descripciones sean muy buenas, detalladas precisas, deprimentes e impactantes.
La portada del libro de 382 páginas que leí:

En Calcuta había por aquellos años unos 300.000 indigentes sin casas, que dormían en las veredas unos al lado de otros, 3000 villas de casuchas de adobe y madera, la ciudad rondaba los 10 millones de habitantes.
Esta Calcuta que describe con rigor el autor francés, es un infierno en la tierra, uno tangible y real y no esos que crean las leyendas o creencias religiosas.
Un apretujamiento de seres y miseria que no hubiera podido salir de la mente del más perverso escritor de ficción.
Las ciudad que describe Lapierre tiene cuatro o cinco millones de personas con sólo poco más de un metro cuadrado de espacio, y se apretujan en villas de cuartuchos precarios.
Mil ochocientas toneladas de basura no tienen tratamiento cada día y quedan en la vía pública.
Cientos de miles de personas todos los días hacen sus necesidades en las calles.
Mosquitos, ratas, cucarachas, chinches... y todas las pestes que se originan en la mugre y miseria están rodeando a los más miserables entre los indigentes.
Aunque el autor tiene un tono muy amable para con los habitantes de esa villa de 60 mil almas que se llama Anand Nagar, o sea, La ciudad de la Alegría, sus descripciones de la forma tan cruel y dolorosa de vida hacen que la lectura sea muy amarga.
En algùn momento pensé en abandonar el libro pues leo para disfrutar y evidentemente este relato no me dejaba hacerlo...
La Ciudad de la Alegría que describe el francés es donde los protagonistas se mueven tiene 60 mil habitantes un en tamaño apenas más grande que tres canchas de fútbol.
Cada familia tiene unas 6 personas rondan un total de 10 mil.
Con sus rectángulos de casas bajas construidas en torno a un patio minúsculo, con sus tejados de tejas rojas y sus
callejas rectilíneas, la Ciudad de la Alegría se parecía en efecto más a una ciudad obrera que a un barrio de barracas.
Sin embargo, ostentaba el triste récord de la mayor concentración humana del planeta: ciento treinta mil personas
por kilómetro cuadrado. Era un lugar donde no había ni un árbol por cada tres mil habitantes, ni una flor, ni una
mariposa, ni pájaros, con la única excepción de los buitres y los cuervos. Donde los niños no sabían lo que era un matorral,
un bosque, un estanque; donde el aire estaba tan impregnado de óxido de carbono y de azufre, que esta contaminación
ocasionaba la muerte al menos de una persona de cada familia; donde un calor insoportable petrificaba a las gentes durante
los ocho meses del verano; donde el monzón transformaba las callejas y las chabolas en lagos de fango y de excrementos; un
lugar en el que la lepra, la tuberculosis, las disenterías y todas las enfermedades carenciales reducían la esperanza de
vida a uno de los niveles más bajos del mundo; donde ocho mil quinientas vacas y búfalos encadenados sobre montones de
estiércol daban una leche envenenada de microbios. Pero sobre todo la Ciudad de la Alegría era un lugar donde existía la
miseria económica más total. Nueve habitantes de cada diez no tenían ni una rupia diaria para comprarse una libra de arroz.
Y al igual que todos los demás "slums", la Ciudad de la Alegría en general era ignorada por el resto de Calcuta, salvo
en caso de crimen o de huelga. Considerada como un lugar peligroso y de mala fama, una partida de Intocables, de
parias, de asociales, era un mundo aparte que vivía apartado del mundo.
El texto de Lapierre va a centrarse en la forma de vida de los más que pobres, los que viven en la miseria total, como si fuese en la edad media.
Sin calzado, educación, luz eléctrica, agua potable, baños, que viven con hambre y se reproducen como una plaga.
No saben que es un teléfono, televisor aparato de radio, calefón o heladera o inodoro, mucho menos una ducha.
Continuará...